Oliva inauguró su cita con Cibeles, separado por primera vez de Carmen March, con una novia que, enfundada en un vestido corto y envuelta por una capa, daba idea de la profusión de tonos clásicos como el blanco y el negro en sus nuevos diseños.
El diseñador, que antes del desfile declaró a la prensa su alegría por la "independencia" con que le permite trabajar su actual situación, aseguró sentirse en un momento "egoísta", en el que todas las decisiones pasan por su persona.
Tejidos fluidos de medio peso y pesados como el terciopelo para vestidos de noche, cortos y largos, muy estrechos en el pecho y con amplios volúmenes en el bajo, muchos de ellos confeccionados en seda doble con cristales de Swarovski y adornados con plumas de faisán, largas o cortas, para cuellos, bajos y a modo de cinturón, envolviendo todo el cuerpo.
Trajes ceñidos
Los trajes chaqueta con falda o pantalón, confeccionados por Malhia Kent, habitual colaboradora de Chanel, ciñen la silueta en tonos preferentemente negros, mientras que para el día los volúmenes se marcan con grandes hombreras y cremalleras en la espalda y las mangas estilo años cuarenta.
A sus clásicos blanco y negro, solos o combinados, Oliva incluye en esta ocasión una amplia gama de colores, dominados por el tierra batida, morado, azul pato o el verde limón.
En los complementos, el diseñador da preponderancia a los botines de piel coordinados con las carteras de mano, así como a las medias a juego con los guantes, en una colección que encuentra su impulso en la mera apetencia del autor y en la que las prendas no se conciben como parte de un todo, sino que cada una tiene entidad por sí sola.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios